Inquilinos acusan a inmobiliaria en Huejotzingo de vender casas defectuosas y no responder

Familias denuncian desperfectos en viviendas entregadas por inmobiliaria en Huejotzingo
Lo que debía ser el inicio de una nueva etapa para varias familias en Huejotzingo terminó convirtiéndose en un problema. Viviendas entregadas por la inmobiliaria DRYM presentan defectos graves como puertas que no cierran, filtraciones, humedad, fallas en ventanas y malas instalaciones eléctricas, sin que hasta ahora la empresa ofrezca una solución.
Mayra Martínez y Jorge Sánchez, una joven pareja que adquirió su primera casa en el fraccionamiento Valle de San Miguel a través de un crédito Infonavit por 480 mil pesos, recibieron las llaves de su hogar en agosto de este año. Sin embargo, las reparaciones prometidas antes de la entrega nunca se realizaron.
“Esperábamos que nos entregaran algo bien, algo bonito, pero no fue así”, señaló Mayra al mostrar los desperfectos: la puerta principal no cierra porque el marco es más grande de lo debido, las ventanas no embonan correctamente, el baño y la sala tienen filtraciones y los mosaicos presentan daños. Además, comprobaron que la casa no fue impermeabilizada, como estipulaba el contrato.
La pareja calcula que reparar los desperfectos costaría entre 10 y 15 mil pesos, dinero que no poseen. La garantía ofrecida por la inmobiliaria era de apenas dos meses y, aunque han insistido en que se cumpla, la empresa no ha dado respuesta, lo que ha retrasado incluso su mudanza.
El caso no es aislado. Olivia Sánchez, vecina del mismo fraccionamiento, también enfrenta problemas similares. Su familia adquirió un departamento remodelado en 2023 por 460 mil pesos con un crédito Infonavit. Aunque al inicio todo parecía en orden, apenas con dos años de pagos comenzaron a presentarse humedades y filtraciones en la recámara y entrada principal.
Al reportar la situación, la inmobiliaria se negó a atenderlos bajo el argumento de que la garantía había vencido. La familia tuvo que invertir cuatro mil pesos de sus ahorros para impermeabilizar, lo que representó ocho meses de esfuerzo económico.
“Hicimos el sacrificio de comprar la vivienda y, en menos de dos años, ya tuvimos que invertir para arreglarla”, lamentó Olivia.
Este periódico intentó obtener la versión de la inmobiliaria DRYM, pero hasta el cierre de edición no hubo respuesta.
Lo que debía ser un proyecto de vida y estabilidad para estas familias, terminó convertido en una experiencia de frustración y gastos adicionales, dejando en entredicho la calidad de las viviendas en la región.




