Internacional

Con frustración y frío, migrantes venezolanos mantienen su esperanza de entrar a EU.

José Leal está atrapado en Ciudad Juárez. Fue uno de los cerca de mil 400 migrantes venezolanos que fueron retornados desde Estados Unidos en los primeros siete días de operación del nuevo acuerdo migratorio para regular el tránsito de los ciudadanos de ese país, con el cual ahora deberán solicitar asilo o permiso de empleo a través de internet, en lugar de presentarse físicamente a la frontera sur de Estados Unidos.

José está en Juárez y lo último que supo de su esposa era que seguía en detención migratoria en El Paso, Texas. No sabe qué hacer ni qué esperar de las autoridades estadunidenses, que en un inicio estaban tomando bajo su custodia a todos los venezolanos que huyen de la crisis económica y humanitaria que vive su país.

Junto a cerca de 300 migrantes acampa afuera del Consejo Estatal de Población, el órgano local que tiene en sus manos gestionar la migración en Chihuahua. No tienen recursos, fuerzas ni la intención de regresar a Venezuela o de solicitar refugio en México. Su esperanza, como la de muchos otros, se mantiene del otro lado del Río Bravo.

“¿Por qué esperar para llegar acá para cerrarnos las puertas? Eso nos parece injusto. Nosotras somos madres con niños y habemos muchas familias acá que quedamos desamparadas, no tenemos para dónde irnos”, comentó una joven envuelta en suéteres y una gorra, mientras caía la noche y el frío comenzaba a arreciar.

Varios venezolanos están comenzando a perder la paciencia. No tienen dinero, ni un empleo para sobrevivir en Ciudad Juárez. Dependen de la ropa o la comida que organizaciones y la sociedad civil les entrega. Los albergues, uno federal, uno estatal, otro municipal y cerca de 15 que forman parte de una red de organizaciones ciudadanas, que ya estaban a su máxima capacidad antes del acuerdo, están rebasados.

Ellos también esperan que los estadunidenses vuelvan a tenderles la mano. Como José Tezada, a quien el acuerdo lo tomó por sorpresa a mitad de su camino hacia Texas: “Nos encontramos esto, inesperadamente, de que llegamos aquí, a la frontera, y lanzaron el procedimiento de la noche a la mañana. (…) Ahora nos quieren devolver a su país. Tenemos la fe puesta en Dios para que nos den la oportunidad de seguir nuestro camino, nuestro destino. Que se ponga la mano en el corazón el presidente de Estados Unidos”, agregó.

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