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Extradición expréss: el choque entre seguridad y justicia en México

La extradición de 29 narcotraficantes a Estados Unidos por parte del gobierno mexicano ha generado una fuerte controversia. Según Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la decisión respondió al riesgo de que jueces mexicanos liberaran a los detenidos o favorecieran retrasos en sus procesos. “Sabíamos que existía la posibilidad de que algunos de estos delincuentes fueran liberados debido a acuerdos con ciertos jueces”, afirmó Harfuch, destacando que la decisión fue tomada por el gabinete de seguridad sin la participación de la presidenta Claudia Sheinbaum.

El Consejo de la Judicatura Federal (CJF) reaccionó inmediatamente, exigiendo pruebas sobre las acusaciones del secretario de Seguridad y pidiendo que, de haber indicios de corrupción, se proceda conforme a derecho. Desde hace años, se ha señalado que algunos jueces han otorgado amparos o tomado decisiones que benefician a integrantes de grupos delictivos, pero hasta ahora no se han presentado pruebas concretas que respalden esta afirmación.

La extradición incluyó a narcotraficantes de alto perfil, como Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara y responsable del asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena en 1985, así como a Miguel y Omar Treviño Morales, líderes de Los Zetas. También se extraditó a miembros de cárteles como el de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, del Golfo, Beltrán Leyva, Juárez y La Familia Michoacana, todos ellos acusados de delitos como delincuencia organizada, tráfico de drogas, lavado de dinero, homicidio, tráfico de armas y secuestro.

Sin embargo, la forma en que se llevó a cabo la extradición ha sido cuestionada. Expertos en derecho señalan que el proceso de extradición suele implicar un procedimiento formal que puede tardar meses o años, dependiendo de los recursos legales presentados por los acusados. En este caso, se optó por una vía rápida, lo que ha generado dudas sobre si se respetaron todas las garantías legales.

Por otro lado, algunos analistas ven esta acción como un intento del gobierno mexicano por mejorar su relación con Estados Unidos en un contexto de tensiones comerciales. La reciente amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las exportaciones mexicanas ha puesto presión sobre México, y la extradición masiva podría ser una forma de demostrar cooperación en la lucha contra el crimen organizado.

El debate sobre la independencia del Poder Judicial y la legalidad de la extradición sigue abierto. Mientras el gobierno mexicano defiende su decisión como una medida necesaria para combatir el narcotráfico, las críticas sobre la intervención en el sistema judicial y el respeto a los procedimientos legales continúan creciendo.

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