El Gobierno de México confirmó la aceptación de repatriación de un ciudadano que había sido deportado por Estados Unidos hacia Sudán del Sur. La decisión se dio tras un proceso diplomático en el que las autoridades mexicanas intervinieron para garantizar la seguridad e integridad del connacional. Según la información oficial, se establecieron compromisos claros para que el hombre, cuyo nombre no fue revelado por motivos de privacidad, no fuera sometido a tortura, tratos degradantes ni violaciones a sus derechos humanos al momento de su retorno.
La cancillería mexicana detalló que el caso representa un precedente en materia de cooperación internacional, pues se trató de un proceso complejo que involucró a tres países: México, Estados Unidos y Sudán del Sur. La gestión incluyó la revisión de convenios internacionales y el uso de mecanismos de protección consular.
Organizaciones defensoras de migrantes celebraron la medida, señalando que refleja un avance en la política de defensa de los derechos de los connacionales en el extranjero. Asimismo, destacaron que este caso abre la puerta a un debate sobre las condiciones en que se realizan las deportaciones desde Estados Unidos y los retos que enfrenta México para garantizar que ningún ciudadano sea enviado a contextos de riesgo.
